Pies perfectos durante todo el invierno: lejos callos, callosidades, talones agrietados

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Pies perfectos durante todo el invierno: lejos callos, callosidades, talones agrietados

Pies perfectos durante todo el invierno: lejos callos, callosidades, talones agrietados

Por lo general, empezamos a preocuparnos por la apariencia de nuestros pies cerca de la estación cálida, cuando se hace necesario lucirlos con sandalias u otros zapatos abiertos.

Sin embargo, para tener unos pies perfectos en verano, es importante empezar a cuidarlos durante el invierno. En este artículo te explicamos por qué la pedicura es importante durante el invierno y te sugerimos 5 consejos para tener unos pies bonitos y en perfecto estado todo el año.

Aunque están menos expuestos, los pies también necesitan cuidados durante el invierno. Por ejemplo, como no hace falta que uses esmaltes de colores, puedes aprovechar para hacerte tratamientos para fortalecer tus uñas y prepararlas para los meses de verano.

1. Elige calzado cómodo y transpirable

Es importante que los zapatos no sean demasiado ajustados para favorecer la circulación sanguínea. Elegir el calzado adecuado evitará que el pie se sobrecaliente y que aparezcan hongos, grietas y posibles infecciones.

2. Lávate los pies a diario y sécalos bien

Lávese bien las plantas de los pies, las uñas y los dedos. No olvides que el exceso de humedad y calor provocan la aparición de hongos y bacterias. Utiliza siempre agua templada y sécate bien los pies antes de volver a calzarte.

3. Exfolia tu piel una vez por semana

Es muy importante eliminar las células muertas, ya que el frío tiende a acentuar las grietas. Aplicar una crema hidratante específica para los pies, realizando pequeños masajes por todo el pie.

4. Nutrición e hidratación

La relación entre lo que comemos y nuestras uñas es muy estrecha, por eso te sugerimos que incluyas en tu dieta proteínas, vitaminas y minerales que son esenciales para la salud de las uñas. Beba mucha agua para evitar la deshidratación.

5. Pedicura de invierno

En un recipiente lleno de agua caliente, vierte 3 cucharadas de sal gruesa, 3 de sal de Epsom, 3 de bicarbonato de sodio y 10 gotas de aceite de lavanda.

Sumerge tus pies en él durante 20-25 minutos, masajeando cada 3 o 4 minutos. Finalmente, seca bien tus pies.

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