
Para aliviar el dolor y promover la cicatrización después de una extracción dental o cuando se presentan llagas o aftas bucales, un enjuague casero con agua salada puede ser extremadamente beneficioso. La sal tiene propiedades antisépticas y cicatrizantes que ayudan a desinfectar la boca y acelerar la recuperación de los tejidos afectados.
Modo de uso:
Preparación: Disuelve una cucharada de sal marina en un vaso de agua tibia. Asegúrate de que la sal se haya disuelto completamente.
Aplicación: Realiza gárgaras con la mezcla durante 30 segundos, asegurándote de que el líquido entre en contacto con la zona afectada.
Frecuencia: Puedes repetir este procedimiento hasta tres veces al día, especialmente después de comer, para mantener el área limpia y favorecer la cicatrización.
Este sencillo remedio casero no solo alivia el dolor, sino que también mantiene la boca libre de bacterias, reduciendo el riesgo de infecciones adicionales. Si el dolor persiste o la condición empeora, es importante consultar a un profesional de la salud dental.